COSAS QUE EXISTEN CON ENTIDAD PROPIA
Estas zonas privilegiadas del continente africano para el desarrollo de la humanidad, debido a su climatología, geografía e hidrografía, como por ejemplo, ríos como Zambeze, Níger, Congo y el Nilo, que es el más largo del mundo con sus 6.955 kilómetros de longitud, una cuenca de 2.800.000 kilómetros cuadrados y su delta con desembocadura en el mar Mediterráneo, donde se asentó la gran parte de la población desde hará más de 10.000 años a C. y de donde salieron las grandes culturas a la humanidad. Sin olvidar sus grandes lagos y montañas como Kilimanjaro de 5.895 metros de altitud; por ello no es de extrañar el seudónimo de “cuna de la humanidad”. Pues además, fue donde se vieron los primeros establecimientos de venta, allá por los 5.000 años a.C., en el valle del río Nilo, y el comienzo de la agricultura, por lo que fue la civilización egipcia la primera cultura africana de la antigüedad; y la primera religión, la judía, siendo este pueblo el más perseguido durante la vida del hombre.
E igualmente en el continente más extenso, que hoy se conoce, de la tierra, es Asia, donde los orógenos nos dejaron el Himalaya y Everest con sus 8.948 metros de altitud, el punto más alto de la tierra. Pero también existe el punto más bajo que es el mar muerto, a 395 metros bajo el nivel del mar, lo que demuestra que la tierra no es redonda como se ha venido diciendo. Este continente también es zona privilegiada, destacadas civilizaciones surgieron en las costas del mediterráneo, en los deltas y valles de sus ríos como Indo, Hoang, Ganges, Tigris, Eufrates que tienen sus desembocaduras en el Golfo Pérsico; desiertos Arabe, Chatt el de Arabia etc. sus grandes lagos y donde se conocen poblamientos de los más primitivos, como Someria, Mesopatomia resguardadas por montañas como Pamir en la India de 7.495 metros de altitud.
Sin embargo estas culturas permanecieron aisladas del mundo occidental durante miles de años, hasta la revolución indoeuropea, extendida desde la India hasta el occidente europeo con sus diferentes estrategias adaptativas, que se dice, eran de un origen común y dieron creación a todas las lenguas, con sus razas, aunque en nuestra península Ibérica, la cultura y potencia más fuerte que se conoció -por entonces- fue la griega, unida más tarde a la correa de transmisión romana, pero lo que no quiere decir en modo alguno, es que en etapas prehistóricas desde la Edad de Piedra, en la península Ibérica no existieran pobladores, como lo demuestran los hallazgos de pinturas en cuevas y descubrimientos antropológicos que constatan la existencia incluso de otras culturas de pobladores indígenas o magdalenienses que condicionaban viviendas humanas en las costas y orillas de los ríos, lagos y montañas con grutas, cuevas y en especial en salientes rocosos. Dejándose entrever como hasta fabricaban las herramientas de corte de piedra que hasta hace pocos años se han usado en los trillos. Se almacenaban materias primas y hasta se manejaba el trueque con el intercambio de bienes y servicios.
Por todo ello, se entiende que la era revolucionaria venía de donde descendía la humanidad, zonas del oriente medio y próximo oriente; zonas de hoy Israel, Líbano, Siria, Irán, Irak, Turquía etc. y que la península Ibérica tenía sus pobladores. Lo que pasa es que todas las historias están basadas en los adelantos tecnológicos, como por ejemplo la Edad del bronce, que se descubrió en Mesopotamia, Kurdistan, Armenia etc. en los años 8.000 a.C., así como la agricultura y la ganadería, y que a la península Ibérica debieron tardar en llegar de 3.000 a 4.000 años, cuando se acrecentó la carencia de estos metales -bronce y estaño- en la tierra creadora comenzó en oriente medio allá por los años 4.500 o 5.000 a.C. la búsqueda de éstos. Se centró en el occidente del mediterráneo, creando con ello la ruta de los metales (después sería antigua senda romana) hasta el sur de la península Ibérica y centro de Europa.
Entramos en la protohistoria, período siguiente a la prehistoria donde ya se poseen tradiciones originarias orales pero con falta de cronología o documentos que tengan por objeto determinar el orden y fecha de los sucesos. Ya envueltos en la edad de los metales nos metemos dentro de la historia de nuestra península Ibérica caminando al descubrimiento y localización del sepulcro e inhumación de Villabuena del Puente y que es probablemente uno de los hallazgos del vaso Campaniforme más completo que se han realizado en la península, centrándonos en los poblamientos de esta zona del globo terrestre. Ajuar completo, aunque discreto, con elementos de gran importancia histórica.
Nuestro pueblo tiene los orígenes inciertos y parecen perderse en algunos espacios del tiempo, pero esa inhumación, descubierta al azar, es una base real para pensar que dicho asentamiento humano pudo tener sus orígenes en seres que podían descender de una de las tribus primitivas que se creen pobladoras de nuestra península, llamada bastetanos, (y que no figuran en las tribus íberas); ya que la verdadera población Ibérica debe prevenir de una subraza cron-magnon, emigrante de África. Tengamos en cuenta que a los tartessios y vetones se les atribuye procedentes de la cuna de la humanidad.
En el delta del río Ebro es donde los historiadores aseguran que se vió por primera vez al hombre en la península Ibérica. Cierto parece y todos los datos indican que en las desembocaduras de los grandes ríos hizo su aparición este vertebrado de la clase de los mamíferos terrestre o marino llamado hombre; pero dentro de nuestra península, creemos que hoy hay razones para pensar que el hombre pudo existir quizá antes de las fechas que se nos dan de los vistos en el Ebro, en deltas de otros ríos (aunque ya sabemos que la raíz de Iberia esta atribuida a Ebro). Pero lo que no hay que olvidar que en la península existen otros ríos, como Guadiana, Guadalquivir y Tajo con sus impresionantes deltas, dunas, lagunas, y el río Duero que aunque carece de estos dotes, tiene la duda del enganche con el continente hundido (la Atlántida), que tienen indicios de razón para haberse asentado allí el hombre, quizá antes que en el Ebro.
Ya hemos visto como los científicos de astronomía, geología e historiadores dan como seguro que los continentes han sido absorbidos por los mares con movimientos de la tierra o fenómenos glaciales, pero que han sido vueltos a descubrir, y que hoy en la actualidad algunos permanecen sumergidos, por lo que puede haber razones para pensar, que cierto podía ser que razas y civilizaciones estuvieron en contacto entre sí. Parece ajeno de sospechas, que el estrecho de Gibraltar estuvo unido a África con la península; el continente la Atlántida unía a Europa, América y África; el hallazgo del Grove, en La Coruña, es otro dato a tener en cuenta. El científico Dr. Musgrave, asegura que la existencia del hombre actual, en la tierra es de 80.000 a 40.000 años a.C., y vemos como el antropólogo de gran prestigio mundial, Loais Leakey eleva mucho más la antigüedad, citando el origen del hombre y sus raíces, en un lugar no muy lejano de la península Ibérica: en el desierto de Sahara. Arqueólogos y antropólogos españoles en fechas recientísimas, han descubierto yacimientos en nuestro suelo peninsular, en: Sabadell (Barcelona), Atapuerca (Burgos) y Cueva El Sidrón (Asturias), con restos humanos de muchos cientos de años a.C. y que se deben considerar tan válidos como lo han sido los de otros extranjeros hombres de ciencia entre ellos Piris Reís , cuando dio las fechas aproximadas de la existencia de gases químicos en la tierra, u otros como Galileo, Copérnico, Giordano etc. cuando dieron los movimientos del cosmos, y es obvio que con estos movimientos han ido cambiando de ambientes gélidos a elevadas temperaturas que han hecho aparecer y desaparecer continentes, como recientemente el Gondwna, que se encuentra sumergido al despegarse de África, Sudamérica, Australia, India y la Antártida.
Los prestigiosos Historiadores Wilson, Worineger y Michalowkur restablecen una renovación aseguradora que las pirámides de Keops, Kefren y Mikerino en Gizen (Egipto), fundadas 5.000 años a.C. y construidas por los propios egipcios, guiados por la estrella que les marcaba el polo norte, llamada tuban (y no la que llamamos hoy estrella polar). Según los astrónomos dentro de 8.000 años el Polo Norte lo marcará la estrella danés de la constelación del cisne, y dentro de 14.000 años este lugar lo ocupara la estrella vega de la constelación lira, que hoy está al lado izquierdo de la constelación hercúlea.
Todo lo antes redactado da razones para pensar que en nuestra península ha podido existir el hombre desde tiempos indefinidos en cualquier parte de la geografía; por lo que no parece tener la fuerza suficiente lo que han publicado otros escritores griegos, romanos y españoles dando como seguro datos que, tal vez, fueron sacados de la Biblia y que entonces se desconocía que los planetas se movían o que los meteoritos existían y que obligaban a grandes migraciones que han hecho cambiar el giro del mundo y esto es una realidad.
El escritor romano Velleiro, asegura que el hombre fue visto por primera vez en nuestra península allá por el año 4.500 a la 5.000 a.C., en la zona del río Ebro, cosa que también testificaban escritores españoles como Claudio Sánchez Albornoz, Marcelino Menéndez Pelayo y su discípulo Ramón Menéndez Pidal, Sebastián Sobreques Vidal etc. Todos ellos nos vienen a decir que unos 5.000 años a.C. los habitantes autóctonos de nuestra península cambiaron al nuevo sistema de vida cuando llegaron los íberos procedentes de África, primeros pobladores peninsulares. Nosotros pensamos que estos ya estaban en la península, posiblemente como tribu indígena, y que más tarde llegaron los celtas que venían del norte de Europa, (debemos recordar que Europa era el nombre de una doncella egipcia, por lo que la raíz de la palabra puede venir de la cuna de la civilización indoeuropea). Y que pasado algún tiempo, estos dos pueblos se fundieron con los pobladores autóctonos dando lugar a las tribus llamadas celtíberas.
Ya hemos visto como antropólogos y arqueólogos -incluso españoles- dan fechas mucho más antiguas del asentamiento del hombre en la península, por lo que nos preguntamos: ¿Quiénes eran los pobladores autóctonos?, ¿de qué zona o civilización provenían?, ¿cómo estaban o llegaron hasta nuestra península? o ¿eran tribus indígenas?. Aquí empieza el enigma de los restos humanos con su raíz de la inhumación del pueblo de Villabuena del Puente.
En estudios sacados del prestigioso diccionario enciclopédico Espasa-Calpe, en su edición de 1.992, se coincide con nuestras creencias y reiteración en escritos anteriores, de que cuando se dice que los íberos llegaron a nuestra península y fueron los primeros pobladores, ya existían hombres en ella. Es más, cuando el budismo iluminó a la humanidad hace unos 2.500 años a.C. se calculaban unos 50.000 habitantes en la península Ibérica. Este medio de documentación también nos dice que los íberos llegaron a la península unos 2.000 a 1.500 años a.C. y que procedían de África, viéndose muy claro que en tal época ya existían seres humanos hasta en el valle del Guareña, tras el hallazgo de la inhumación de Villabuena del Puente, en esa inhumación descubierta al azar (como hemos dicho) que data de los 2.400 a 2.200 años a.C., y en cantidad de yacimientos dentro de la geografía ibérica, han aparecido fósiles humanos de la Era Cuaternaria y de períodos paleolítico y neolítico antes de la edad de los metales, con otros hechos que lo demuestran aún más claramente, como son las pinturas en las cuevas de Altamira (Santander), culturas de Argón en Almería y otros estudios en las terrazas de río Manzanares, Torralva (Soria), en delta del Tajo (Lisboa) etc. Y aún más, nos siembra la duda por otros datos de este prestigioso diccionario, cuando nos dice que Iberia es una antigua región de Asia que hoy día corresponde a la república de Georgia, por lo que recordamos que la palabra eurasia quiere decir mestizo Europa-Asia y a lo mejor tirando del hilo, el Ebro nada tenga que ver con el nombre peninsular.
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