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EN VALDEGUAREÑA SE RECONOCE LA VILLA-BUENA

Sin embargo a la zona denominada Valdeguareña, se dice que se le concedieron ciertos privilegios por el concejo toresano, pues en una de las ordenanzas de estas fechas, leemos: “En los montes de allande del río Duero, no puede ser prendido ningún pastor por poner fuego para sus necesidades”.

Coincide esta cláusula con lo que ya sabemos, que la mayoría de los ganados mesteños que transitaban por la cañada de Toro a Salamanca o viceversa, solían hacer parada en el lugar de Villabuena. Y fue en el año 1.515 cuando se había dictado esta otra ordenanza para la zona sur del Duero que decía: “Para cumplir con la ley se debe cuidar Cerca, Bardada, Albercas, caminos y casas de al lado de la ciudad poniendo personas que avisaran a los pastores de ganados, para que los enderecen en saliendo del puente de piedra, por la huerta de Luis de Deza junto al camino de Valdefinjas derecho a la portilla del pinar, con dirección al camino de Venialbo”.

En estos escritos se hace referencia como destellos de la ciudad de Toro, arteria vital de la economía, al puente de piedra que se encontraba en obras. Y se deduce que todavía en esta época, parte de la ciudad estaba asentada, cerca del puente.

Pero de todas las formas, la zona de Valdegüareña donde se encontraba el lugar de Villabuena o Villanueva, siempre estuvo sometido a presión del concejo de Toro, que aún siendo injusto, seguía perteneciendo a su ayuntamiento; pero no pertenecía al de Medina del Campo, ni a la orden de San Juan de Jerusalén y también sufrió presiones de estas zonas, haciendo oprimir este lugar que ya figuraba como sitio o paraje -con nombre propio- que forma una población intermedia entre una villa o aldea, por lo que esto no le dejaba organizar una vida comunitaria con sus cultivos agrícolas; puesto que por estas fechas ya existían bastantes terrazgos y viñedos, con sectores de pastoreo.

Dentro de la Edad Moderna hemos visto como existen escritos tópicos con referencia al lugar de nuestro pueblo, como atestiguan otros escritos que dicho lugar ha sufrido muchas luchas guerreras, pestes, crecidas del Guareña, enfermedades de fiebres, en especial por aguas retenidas con el mucho arbolado de la ribera del río, con efectos a tercianas rebeldes y duraderas; e incluso se hace referencia a malas aguas potables y en los años 1.560 y 1.565, ya que debió existir una gran epidemia con una alta mortandad, que se extendió a años posteriores y debió de ser la que despobló al lugar de Túmulos.

Como indicamos se hacen varias referencias a Villabuena, pero también se hace a que este lugar se llamaba Villanueva y no menos cierto es que, en toda la península e incluido el territorio donde se habla el idioma español, el vocablo de villa es el más nombrado y si le atribuimos villes con sus derivados, se incrementaría mucho más; pues así se denominaba a todo germen de población o caserío, como lo indica su nombre latino. Pero para poder atribuir el sustantivo buena, debía ser sitio gustoso y agradable, cosa que no debía poseer este lugar en aquellas fechas, según se redacta anteriormente. Intuimos que lo que pudo suceder a partir de estas fechas y según lo indican algunos escritos, es que cuando desaparecieron los templarios de aquel edificio que poseían a un cuarto de legua de la ermita de mencionado lugar, donde no muy distante existían habitáculos en edificaciones, aún siendo tipo zahurdas de pastores, dicho edificio fue habitado por los frailes de la cofradía del Santísimo Sacramento. Añadido a esto, los marqueses de Portocarrero (Cardenal) y Silva construyeron en este lugar conocido como Villanueva o Villabuena un caserío solariego de tapial y adobe, que fue el llamado palacio de Villabuena, pero de sus restos sólo existe el nombre donde estuvo enclavado. Aún siendo muy comentado que mencionada edificación llegó (Muchos años más atrás) a manos de una señora llamada la Gallega a través de la herencia de un torero, que convirtió el solar de mencionado palacio en su residencia y en un lagar de vinos, zona lindera con la antigua posada de Eugenia Amigo.

Como vimos, a estos nobles portugueses se les debió de conceder la fundación de villas, por lo que se entiende que al ser construido dicho caserón solariego, dentro de este germen de población pastoril y guerrero, para un poblador principal y su servidumbre, se le dio la categoría de villa, y que de momento o quizá cierto tiempo, se le denominaría como Villanueva, siempre como villa agrícola. Lo del palacio es sabido por la transmisión boca a boca de unas generaciones a otras.

Una confirmación a lo expuesto son escritos que existen en los archivos provinciales de Zamora, de los que hemos entresacado que en el año 1.513 los Portocarrero y Juan de Silva piden permiso al regimiento de Toro para que se le de licencia para la roturación de baldíos en especial para plantar viñas en Villanueva. No parece que se le conceda, pero se deben roturar ilegalmente por el método de la presura, que estaba al orden del día en este nivel social. Se evidencia esto ya que en el año 1.515, Juan de Silva se encuentra en pleitos por roturación de tierras que no le pertenecían, debido a una orden de la reina Juana la loca. La duda que nos puede quedar es si tal Villanueva era la despoblada de Valdejema, que como sabemos pertenecía al término de Toro y municipio de Villalazan. Pero lo que para nosotros queda como seguro es que el palacio de Villabuena fue construido y habitado por los Portocarrero y sus sirvientes. Y que estos estuvieron en pleitos con el concejo de Toro hasta fechas tan recientes, como el año 1.936; en dicha fecha se falló a favor de ellos y de aquí partió la heredad de los marqueses de Villachica.

Por ello nuestra intuición está en que con la fundación del caserío solariego se le pudo dar esa categoría de villa aunque fuera rústica, y el sustantivo de buena cambiado por el de nueva lo debieron de dar los habitantes del santísimo sacramento en el santuario mariano que antes habían ocupado los templarios, y parece que estos si cumplían con su doctrina de la oración y hospitalidad a los peregrinos que por allí transitaban. Además en estos momentos ya se le reconocerían sus buenas viñas y sus vegas. De todas formas, estas épocas permiten suponer el comienzo de un proceso renovador, que aunque sigan existiendo lagunas, marca una pauta que hace pensar que pudo ser aquí donde este lugar debió de tomar el nombre de Villabuena, aún siendo nombre lugareño, porque todos los documentos estudiados nos indican esta posibilidad, y de todos es sabido que pueblo (que es lo que hoy representa) es sinónimo de población rural. Al igual que nos indica que dicho lugar era de escasa importancia, con casas al ras del suelo, viviendas de pobre aspecto, piedra utilizada para los cimientos y el resto construido con tapial, adobe y madera, ya que la piedra y el ladrillo al no tenerlo al pie de obra, su valor subía mucho y no se podía pagar por falta de recursos.

Otros datos que atestiguan nuestra tesis, está en el hecho de que todos los pueblos situados a las orillas de los ríos poseían como mínimo un molino harinero, y en este lugar del entorno a Villabuena existía uno, el sopeña, pero con tan escasa producción que incluso estuvo cerrado y abandonado. Por el contrario, sabemos que el pueblo limítrofe, Venialbo, poseía tres en el río Talanda, de bastante menor caudal que el Guareña; aunque normalmente estos edificios se construían en ríos de fácil corriente para evitar catástrofes de riadas.

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