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ZONA DE RAZAS Y CULTURAS CON SUS LUCHAS

En estos intervalos de vacío sobre el tiempo, había llegado la Edad de los metales y del hierro, donde se comenzó a disponer de herramientas para excavar la tierra, elaborar la cerámica y grutas con lo que construyeron sus nuevos habitáculos, y con pedruscos o ramajes atecharon sus entradas convirtiendo este aposento en sus hogares donde harían el fuego en el mismo suelo, tal vez, sin existir chimenea o con un simple orificio para cocer o asar los alimentos, y harían sus necesidades fisiológicas al aire libre. Esto sería como un lugar de amparo o refugio de estos habitantes guerreros y pastoriles.

En otras zonas de la geografía ibérica, los hechos se conocen gracias a las pinturas de sus cuevas o yacimientos, y la de este humilde pueblo la conocemos por algunos objetos que utilizaban los hombres primitivos, como son los citados en la inhumación y además se posee en la localidad un hacha de bronce de la edad de los metales con el ojo para enastarla sin circuir, soldar o pegar con el otro extremo y monedas de la época Goda. La primera la poseé Arístides Sánchez acompañada de alguna moneda de los tiempos árabes, y Elicer Gil tiene monedas de la época de los godos. No nos cansaremos de repetir que todo nos es muy oscuro, solamente encontramos escrito lo de la época campaniforme, lo demás son deducciones que vamos sacando de las normas rituales de las diferentes épocas. Pues de las monedas y el hacha desconocemos su procedencia, aunque consideramos árabes por alguna grabación en las mismas y el hacha parece proceder de la edad de los metales.

Los Celtas con su nueva cultura llamada la Tene, caracterizada por el uso del hierro y que formaron un ritual funerario campo de urnas. Ya sabemos que este pueblo se asentó en distintas partes de la península y que pese a ser sus primeros asentamientos en la parte noreste, hoy se conservan con mayor pureza sus caracteres en el área del litoral galaico, norte de Portugal e islas británicas, e intuimos que este pueblo en poco o nada afectó al valle del Guareña, dando la impresión de seguir habitado por los orígenes de sus posibles primeros pobladores: vetones o tartessos. Y que estos ya dieron pruebas de poseer los metales. Tampoco pudo o debió de influir la población fenicia, aunque reconocido está que fueron ellos los primeros en formar un alfabeto compuesto por 22 signos, allá por el año 1.200 a.C. Caso similar se debió de dar con los cartagineses, que dedicaron su mayor asentamiento en la isla de Ibiza, formando la colonia de ebresus en combinación con los Griegos con lo que se dice, dieron la opción a la desaparición del pueblo Tartesso allá por el año 814 a.C. entre la duda, de ser absorbidos, parte de ellos, por el océano Atlántico.

Por seguir el camino de la historia, los cartagineses en el año 509 a.C. llegan a un acuerdo con el pueblo romano para que estos no progresen en la conquista de occidente, reservándose para ellos las tierras ibéricas. Derecho que ese mismo año destruyó todas las posibles ciudades que existieran de tartesios. Tampoco pensamos que esto afectó en absoluto en esta zona del valle del Guareña, puesto que todo esto es citado en la zona de hoy Andalucía y Murcia, siguiendo viéndose que en esta zona continuaban los pobladores vetones lusitanos. Estos pueblos legendarios vetones lusitanos que fueron adictos al pastoreo, mientras los vecinos vacceos se dedicaron a la agricultura y con su mayor potencia económica desplazaron a los vetones estrechándolos, aún más con los lusitanos, pueblo que era el más amplio de Ibéria, y que se cree terminó por absorber al vetón.

Por lo que venimos detectando en nuestros modestos estudios, hubo un tiempo, aunque fuera muy remoto, que esta zona y sus cercanías, donde está ubicado nuestro pueblo dentro del valle, debió de ser muy conveniente o interesante para la humanidad o población Ibérica, al encontrarse la tumba de un hombre de tal dignidad o calidad, demostrado por el ajuar campaniforme de aquella época (aún siendo más de signo de apariencia que de riqueza), de ahí la vacilación voluntaria del juicio a los posibles habitantes en las dos zonas del río Guareña.

Queremos seguir buceando en este fondo de la construcción de las cuevas artificiales en la Peña llamadas buracas -que estas si se puede testificar que son artificiales- y que como ya hemos citado, debajo de éstas se encuentra una de las grutas o cuevas naturales y a unos 200 metros (aproximadamente) de distancia, se sitúa el punto exacto donde apareció la inhumación. Intentamos pues el enigma de significación oscura y misteriosa de esta construcción (que sería un tanto similar a la de las galerías subterráneas ya citadas en la actual Villabuena del Puente, en caso de que éstas no sean naturales). Pero aquí con más objetividad y certeza por los datos que poseemos y comprobaciones hechas, se demuestra ser construidas por la mano del hombre. Comenzarían los interrogantes y preguntas que similarmente ya hemos hecho: ¿Para qué se construyeron en un punto tan estratégico y dificultoso?, ¿En qué época pudo tomarse la decisión de esta construcción que fuera válida para el lugar?.

Después de nuestro juicio y reflexión, nos basamos en que a no más de 200 metros existía un enterramiento en que todos los indicios nos dicen que era de un alto jefe de una tribu o poblado posiblemente potente en aquella época, a lo menos cuantitativamente. Los posibles y casi seguros habitantes de esta tribu o poblado eran vetones lusitanos o tartessos, sabemos que tanto unos como otros eran guerreros y defendían sus tribus y sus gentes -tal y como se observa exigían sus culturas- con un fanatismo raudo, veneraban a sus muertos y máxime si para ellos eran dioses, tal como calificaban a sus jefes. Por ello induce a pensar que estas dos cuevas, como ya hemos citado, separadas una de otra por unos 80 centímetros, es de suponer que no se hicieron por un mero capricho, entendemos que debió de ser una decisión muy meditada con fines estrictamente defensivos de una tribu o poblado, por su lugar y posición estratégico, para observaciones ordenadas dispuestas para la vigilancia de algo común. Y ese algo común podía ser la tumba del jefe que, tal vez, diera su vida en defensa de los suyos y con ese silencio doliente le guardaban su culto en el lugar del asentamiento del poblado que incluso se podía extender hasta cerca de la vega del río, zona ciénaga, en habitáculos, que más tarde pudieron ser como chabolas, chozas o cabañas utilizando la madera, que estas huellas han podido ser borradas por las fuertes crecidas, que sabemos han existido en la zona, y el enemigo no podía estar muy largo, al otro lado del río. Pues ya hemos citado que las luchas eran encarnizadas por la ambición de mando en lo que ellos pensaban ser sus propias tierras y que las fronteras las formaban los ríos.

Y si su construcción data de años más próximos siempre nos inclinaríamos a pensar que fueron fundadas para puntos de vigilancia bélicas, nunca debe haber sido una obra gratuita de capricho y sí en defensa de esta vaguada de fortaleza guerrera. Hacemos hincapié en estas matizaciones, porque los estudios hechos sobre los escasísimos datos de este lugar, nos describen a sus habitantes como gentes de talante guerrero.

Estos son indicios que nosotros sacamos de la posible construcción de las famosas buracas, pues de otra manera no se entiende tan costosa y peligrosa fabricación, y menos para un ocultamiento de algo tan escondidamente, sin ser visto ni oído ya que estando en ellas divisas decenas de kilómetros en toda la parte meridional hasta horizontes lejanos, mientras que desde esas distancias mirando a la roca, ves perfectamente los dos orificios de manera tan visible que nada eficaz podían ser para ese fin. Además para resguardarse era casi imposible por el dificilísimo acceso.

Todo esto es deducible; pero es que nadie tiene conocimiento de cuando ni porqué han sido excavadas estas dos cuevas en la roca arenisca. Como nadie en 4.300 años aproximadamente, tenía conocimiento del enterramiento hasta que Emiliano Feo Seco trabajador de pico y pala lo descubrió. El amigo Kike enterado de ello se desplazó hasta el lugar y él se ocupó del resto de lo que hoy sabemos. Nuestro argumento está en base a las galerías subterráneas de la ciudad de Toro; pues Villabuena desde esas fechas todavía no se ha demostrado que haya podido tener el privilegio valioso para esta clase de construcciones, al no ser en esas fechas de poblamiento veton, época campaniforme. Ni incluso cuando se construían fortalezas con piedra se demuestran vestigios de ello en la zona.

Es más, en estas fechas como hemos indicado y todo hace pensarlo así, los celtas no debieron poblar nada en esta zona, puesto que sus poblados y castros eran fabricados con piedras y no en cuevas. Por citar algunas de las zonas más cercanas a este valle, obras célticas diremos que fueron Caura, la actual Coria (Cáceres); Mirobrica, actual Ciudad Rodrigón (Salamanca) -donde Juan II de Castilla residió, ciudad fundada por el conde Rodrigo González Girón, de ahí viene el nombre-; posiblemente la hoy Medina del Campo (Valladolid) poblada unos 2.000 años a.C. Pero no está definido el origen de sus gentes; y algún castro en las montañas de Sanabria (Zamora).

Aunque con el tiempo el pueblo céltico cobra identidad propia e impulsó formas de vida autóctona, como se demuestra en el propio nombre cobrando raigambre celta el ibero celt-iberos. El mayor componente de todo esto debió de ser la utilización del hierro, ajuares funerarios de urnas, construcción de armas, herramientas, cerámicas tornadas y su ritual funerario con la incineración depositada en la urna colocada en un hoyo junto a un ajuar en el que se introducían un instrumental muy diverso, con sus construcciones girando en torno a la piedra crearon dogma. Pero no por ello, nosotros no dejamos de tener en cuenta el texto escrito en “Pueblos de la antigua España” donde se dice que el pueblo tartesso ya poseía estas culturas y utensilios.

Sin embargo los pueblos de raíz tal vez indígena, como tartesos, vetones, lusitanos... vivían y construían zahúrdas, chozas y cabañas, con lo que estaban viendo las primeras tificaciones racistas, por lo que estos se muestran muy abiertos a las influencias orientales, estableciendo contactos con los pueblos colonizadores por el sur y por el sudoeste peninsular. Rudos en sus costumbres construían algún habitáculo con piedra, pero en su mayoría los hacían de adobe y tapial cubiertos por una techumbre de barro y ramajes (dando la imagen arquitectónica de choza) como la entrada de sus antiguas cuevas artificiales, pero ahora ya también en sitios poblados de árboles en las vegas, riberas de ríos y en emplazamientos de difícil defensa. Este pueblo veton lusitano comenzó a introducir en su mantención el pan de bellota, siendo distinguidos por la guerra, bandolerismo con ferocidad y desprecio al riesgo como medio de vida. Actitud militar que Viriato haría celebre consiguiendo ser el primer e indiscutible líder de esta raza, por sus hazañas y virtudes con sus aciones de respeto e igualdad hacia los demás de sus grupos como persona, con humildad para su pueblo.

Creemos sinceramente, que varios de estos rasgos aún caracterizan sitios, lugares y parajes donde estuvo asentado este pueblo y tal vez, hasta algunos orígenes perduran, admitiendo sus despoblamientos. Lo que entendemos que ha pasado es que las variaciones del paso de los siglos, al revés que en otras zonas peninsulares, ha ido empobreciendo la posible y extensa historia de estos cerros (valles) en especial el del Guareña y más concretamente el del lugar de Villabuena.

Ya hemos dicho que el pueblo celtíbero cobró identidad propia y hasta extendieron sus ramas con la formación de otros pueblos, como el ya citado vacceo que se situó en la parte norte del centro del Duero, entre la confluencia de este río con el Astur (hoy Esla) y en el resto de esta zona norte se asentaron otros pueblos de la misma rama, llamados astures, cántabros y vascones.

El pueblo vacceo terminó por situarse a ambos lados del Duero (como ya hemos dicho) pasando a zonas de Medina del Campo, aunque su capital siempre fue Pallantia (Palencia). Este pueblo se organizaban con arreglo a un régimen agrario colectivo, comunitariamente distribuyendo su parte a cada uno y si alguien en estos trabajos sustraía algo, era castigado con la muerte.

En el año 218 a.C. empezó a lucir una nueva forma de cultura con la conquista de los romanos formando la correa de transmisión griega, con lo que se empieza a conocer la historia escrita; es decir, aquí tiene la separación la prehistoria y protohistoria de la historia escrita. Y en el año 19 a.C. ya se encuentran asentados en la península Ibérica. Pero antes tuvieron que compartir luchas y tratados con los cartagineses ya que estos habían formado en Ibérica una colonia arrebatada a los fenicios, heredada del pueblo tartesso (que pudo ser de los restos de la enigmática Atlántida) allá por el año 814 a.C. Ya hemos apuntado, que todo indica que fue en tierras mediterráneas y que nada hubo que ver con esta zona del Duero.

Es más, aunque se dice y desdice que el general cartaginés Aníbal, hijo de Almilcar Barca construyó y destruyó la ciudad de Toro en territorio vacceo, se tiene en duda de que este personaje cruzara el río Duero hacia su lado norte. Esto sigue siendo tan confuso como la cantidad de nombres que se le han atribuido a la ciudad y pensamos que en esta confusión de nombres, cuando en el año 220 a.C. Aníbal lleva a cabo una expedición desde Salmantica (Salamanca) siguiendo la ruta de los metales -hoy de la plata- llegando hasta límites del Duero donde se dice conquistó Arbocola o Arbucella -Vicus Acuarius- (que responde a modelo de ciudad), nosotros deduciendo de todos nuestros estudios, sacamos una conclusión: Arbocola o Arbucella debía ser Arbocela y no Arbocola o Albucella atribuyéndosele a la ciudad de hoy Toro. Arbocela estaba al lado de wamba o bien, el Alba, hoy Villalazan, Madridanos y Villaralbo. Estas ciudades están al sur del Duero con antecedentes de Vicus Acuarius, ya que el escritor de esta crónica, hace constar estar situada cerca de la hoy capital de Zamora al sur del Duero. Como comprobamos que en toda la época contra el flujo y reflujo de los árabes, en avances y retrocesos figura mucho más las ciudades de Zamora, Simancas -a cuyo obispado pertenecía Toro- y Tordesillas, que Toro. Por lo que se observa claramente que Toro comenzó a tener fuerza desde la reconstrucción dicha anteriormente de García I, hijo de Alfonso III y el gran poder político desde el siglo XII al XVI. Hay un detector indicativo sobre todo esto, y es que en la ciudad actual de Toro se observa claramente que las edificaciones más antiguas no pasan de ser de la época de Alfonso III, pues normalmente en la época de Aníbal se carecía de agua en la cuidad -excepto una charca- para hacer argamasa en construcción de habitáculos con lo que el coste y esfuerzo para subirla del río era altísima, por no decir imposible. Pues según leyendas se dice que el actual Arco del Reloj fue construido con argamasa hecha con vino sobrante, porque le salía mas barato que subir el agua del Duero, y esto no es en fechas tan lejanas.

Lo cual nos hace mover en el terreno de la hipótesis, de que en la época goda partiera la idea de hacer de la ciudad de Toro la primera provincia cristiana, aunque algunos escritores así lo afirman. Con otro dato significativo de que Almanzor destruyó las ciudades de Zamora, Simancas y Tordesillas, pero no la de Toro.

Roma nada más entrar en la península Ibérica en el año 205 a.C., comienza con sus divisiones territoriales en zonas mediterráneas. Más tarde en el año 197 a.C., ya administran Ibérica como una provincia más de sus territorios, implantando el nombre de hispania derivado de tierra lejana. En el año 194 a.C. dividen a toda hispania en solamente tres provincias, Betica, Tarraconense y Lusitania, teniendo sus límites en las cercanías del valle del Guareña, imponiendo su idioma: el latín, extracto griego y lengua del lacio, antiguo régimen de hoy Italia que se puede denominar lengua de todas las lenguas con sus derivados: francés, portugués, rumano, italiano y gran influencia en las lenguas sajonas. Y que de este idioma derivaría el dialecto asturgalaico y más tarde el castellano actual, idioma español.

Tal y como vamos centrando el foco de luchas en esta zona que nos ocupa, vemos que aunque en el año 509 a.C. con la revolución cartaginesa, poco o nada afectó a nuestra zona, pero desde la fecha de división en tres provincias se da el comienzo de las luchas más encarnizadas entre pueblos diferentes en la zona peninsular; después de los mencionados se mezclan arabacos, segadones, belos, bracaros, lusitanos, vetones y la tribu romana kirina. Que por cierto, se dice que esta tribu fue la constructora del acueducto de Segovia. Después de estas mezclas y luchas se vivieron cerca de 40 años de paz relativa. Pero en el año 155 a.C. comienzan las primeras hostilidades entre lusitanos, pueblos celtíberos y romanos; ante tal revuelta se aprovecha Sulpicio Galba, pretor romano, para cometer su masacre en lusitania, donde surgió el gran Viriato.

Por el año 27 a.C. el emperador Cesar Augusto forma otras dos provincias llamadas Gallaecia (Galicia) y Cartaginense y las dos parten cerquisima del valle del Guareña, con lo que se intensifican las luchas cambiando las nuevas formas de vida y hasta las formas funerarias que aunque prevalecen las urnas, también sus muertos son quemados en grandes piras para que después fueran despedazados por los buitres arrimando el alma del difunto a los dioses.

La lucha para los romanos de conquistar ibérica fue con los cartagineses, pero en esta zona de las riberas del centro Duero se le plantó en su camino triunfal el pueblo vacceo quienes habían pasado para la parte sur del río, y todo induce a pensar que habían desplazado al pueblo veton hacia el sudoeste, por lo que se detecta que al llegar los romanos a este lugar, ya estaba poblado por vacceos. Pero el misterio de la historia y de la vida hacen que vacceos, vetones y lusitanos (que estos últimos serían la mayor defensa en contra de Roma) se unieron haciendo frente a los romanos en la frontera con el río Tajo. Estas ideas poco tiempo irían juntas, ya que poco más tarde, debido a un dudoso interés, parece o da la impresión, que los vetones firman un cierto acuerdo con los romanos, dejando cruzar lusitania para que estos luchen contra los vacceos y establecen choques tan encarnizados en esta zona del Duero que se extendió hasta Numancia. Y este pueblo veton-lusitano fue fiel defensor de los numantinos después de la caída de Viriato, prestando ayuda a Numancia yendo a refugiarse dentro de la ciudad.

Estos pueblos ya de raíz celtíbera, un tanto desconcertados se debieron de dar un mensaje de sentimiento y armonía para luchar juntos, ya que vetones, lusitanos, vacceos y bracaros veían que los romanos sólo buscaban su total exterminio, con hambre, miseria desbastando sus campos y ganados.

Sin duda, en estas fechas, los pueblos vacceo y lusitano fueron los que más insistieron en la lucha contra Roma hasta el año 29 a.C. que se uniría a los pueblos del norte: astures, cántabros y vascones, en las guerras que llevaron por nombre cántabras. En estas guerras entabladas al norte del Duero, entre los ríos Astur, Orbigo, Cea y Pisuerga las fuerzas romanas enviadas desde Agusta Emérita, (Mérida) las enviaron por la antiquísima calzada de los metales -hoy ruta de la plata- y antigua calzada romana, quedando el valle del Guareña desviado a su derecha, por lo que esta ribera de colinas escarpadas es zona muy poco romanizada, con lo que seguimos viendo claramente la gran importancia de las vías de comunicación para el desarrollo de las comarcas desde que la humanidad existe.

Las costumbre tradicionales y norma general de los romanos, era hacer descender de los montes y valles a los llanos las poblaciones para evitar que apoyados en la defensa de sus montes se sublevaran, con lo cuál todo lo que antes hacía y tenía opción al asentamiento del hombre en estos valles, hoy era todo lo contrario con la tendencia al despoblamiento. Y como prueba evidente los hallazgos en yacimientos arqueológicos y epígrafos nos permiten afirmar nuestra tesis, por lo que nada se ha podido saber y afirmar de algún poblamiento romano en este valle como ciudad. Los restos hallados mas cercanos al valle demuestran poblados pero sin muchos rasgos como urbanismo de ciudad. Algunos de ellos son Sarabis (Cubo del Vino); Albocela (Bamba o cercanías); Villaralbo o Madridanos; Petavoniun (Resinos de Vidriales donde debió existir un campamento); Dehesa de Moreruela (Fuente de Repol); Arbocola (Toro) y en duda Castronuño y Fuentesauco. Lo que sí debieron de ser ciudades urbanizadas fueron: El Alba (Villalazan); Brigaeciun o Malgat (hoy Benavente) -famoso por haber traicionado a los astures y que debieron ser compensados por los romanos-; Intercatia (Villanueva del Campo) -famosa por su resistencia ante Lúpulo, procónsul romano en los años 62-64 de nuestra era-. Comprobándose que estas zonas estaban avaladas por una de las principales capitales que Roma tuvo en Iberia, Asturica Augusta (Astorga). Todos estos puntos más romanizados cercanos a Val de Garuenna (Valle del Guareña) están casi asentados a la senda romana, ruta de la plata Mérida-Astorga y el cruce de la cañada Portucalense (Oporto), Zaragoza cogiendo (eso sí) las minas y yacimientos de metales que como eran propiedad del Estado, el oro era mandado a la ciudad de Roma. Pero sin dejar de ser en llanadas.

Por estas fechas fueron apareciendo otros pueblos y habitantes como los judíos, que más tarde convivirían muy bien con los hispano-romanos, hasta su expulsión. Otras escenas nos darían la invasión de pueblos llamados bárbaros por los romanos, como fueron los suevos estableciéndose en la zona de Galicia, los alanos se asentaron en Lusitania, los vandalos en la Betica y años más tarde los visigodos que se terminarían por asentar en el centro peninsular. Como observamos, el asentamiento de estos pueblos, tampoco incrementó la población de este Valle, debiéndose mantener estructuras y costumbres de gentilidades indígenas con pactos de hospitalidad de lusitanos y vetones dentro del valle, tal vez semidesierto o formado por especie de alquerías, pero sí fue triángulo utilizado para zona de luchas.

Los alanos, suevos y vándalos -descendientes de iraníes y germanos, se unieron y formaron un pueblo muy feroz, cruel y sangriento hasta que en el año 418 fueron derrotados por los visigodos y sus luchas debieron ser cercanas a este valle, que debió de accidentar más la huida de los pocos habitantes del lugar.

Reconocemos -aunque nuestro valle no fuera favorecido con la presencia romana- que los romanos nos dejaron una herencia muy valiosa en la península, fue el legado cultural y artístico que se conserva en nuestra lengua, nuestra cultura administrativa y jurídica, sus construcciones como el acueducto de Segovia, la muralla de Lugo, la Torre de Hércules, el puente de Alcántara, etc.

Los visigodos habían tenido negociaciones con el caído imperio romano y su emperador para que estos echaran a los bárbaros de la península Ibérica, cosa que como hemos visto, consiguieron; pero ellos se quedaron y formaron un reino independiente. Ataulfo fue el primer rey que estableció la capital en Barcino (Barcelona) y su sucesor Leovigildo asentó la capital del trono en Toledo. Pero como hemos hecho constar, las guerras entre estos pueblos de Galicia, Lusitania y Toledo debieron ser devastadoras cogiendo la ciudad de Toro y sus alrededores en medio, que es donde se asienta nuestro pueblo, hasta que en el año 570, el rey Leovigildo conquistó la zona para su reino de Toledo, donde los suevos fueron anexionados al reino Godo.

El pueblo godo se unió al pueblo hispanocristiano, por lo que la convivencia política y religiosa entre visigodos e hispanoromanos no fue difícil; pues en el siglo VI el rey godo Atanagildo casó a sus dos hijas con dos príncipes católicos y él mismo se convirtió a la religión católica. En el año 580 el rey Leovigildo trató de realizar una unidad religiosa, aunque para ello debió de enfrentarse a su hijo Hermenegildo que defendía a los arrianos. En esta época de la monarquía goda hubo una leyenda que decía así: “Dios ha concedido un mérito eterno al verdadero y católico rey Recaredo, por haber cumplido con esta misión apostólica que merece la gloria terrenal y eterna”.

En el año 619 con el reino de Sisebuto, venía la Iglesia Católica realizando una misión espiritual y ya era propietaria de grandes bienes teniendo demasiado valor en la vida pública, siendo un elemento activo dentro de la política. No obstante en el reinado de Chindesvinto, se enfrentó a la nobleza y a la Iglesia Católica adquiriendo bienes para su posesión, pasando éstos al patrimonio real de sus hijos, yendo a parar al heredero Recesvinto. Tal codicia fue visible en todo el reinado godo, e igual que éste, procedió el rey Wamba, enfrentándose hasta con miembros del clero haciendo ver que era para igualdad en prestaciones y servicios, pero fracasó. Es más, al enfermar él mismo pidió el hábito de religioso.

Resumiendo, que la monarquía goda estaba regida por el Antiguo Testamento, el padre daba todos sus bienes y poder a su hijo, y más tarde, gran parte de la aristocracia visigoda terminaría haciéndose musulmana para seguir la continuidad de los rasgos feudales para la organización de la propiedad, construyendo iglesias y conventos. Sus viviendas preferidas eran habitáculos tipo cueva artificial. Este pueblo reconstruyó y fundó poblaciones en las cercanías del valle, como es el caso de Zamora, (Seminure) Toro, (Camping Ghotorun) Villampando, (Elipandus) San Roman, (Senremun) -en esta población fundaron un convento, pues este lugar parece de gran importancia desde las fechas del bronce y el hierro hasta en las fechas romanas, aun no figurando como zona romanizada. Bamba (Zamora) -donde acuñaron moneda-, y construyeron templos como la iglesia de Camarcena de Tera y San Pedro de la Nave. También parece cierto que en estas fechas, fue el pueblo que dio la paz más duradera hasta allá por el año 711 con su rey Don Rodrigo, que aunque su nombre data de origen hispano-romano, era hijo de Teodofredo y nieto de Chindesvinto, el fundador del convento en San Román, donde yacen sus restos junto a los de su esposa, quienes fallecerían en el pueblo de San Román, en la hoy provincia de Valladolid, que se halla situado en la ribera del río Hornija.

Seguimos sin valores ni datos suficientes e ignoramos si es cierto o no el asentamiento de gentes godas dentro de este valle de alineaciones montañosas que sin formar una cadena masiva forman la ribera del río Guareña, con la peña y el risco donde crecían alamedas de chopos, álamos, negrillos, que constituirían un gran vegetal, rodeado por un circuito de montes que componían el centro de Val de Garona dentro de esta superficie territorial con el roble, encina, pinares de piñones, castaños, carrascos, tomillos y jaras con sus sendas para llegar hasta las aguas. Todo esto nos hace intuir que estos habitantes del pueblo godo pudieron tener aquí algún asentamiento, por las características del paraje con sus posibles viviendas en las colinas del Guareña tanto de un lado como de otro, con sus cuevas artificiales excavadas en la tierra. Con enlaces entre otros lugares como Toro, San Román, Castronuño, Villabuena, Venialvo, Valdefinjas u otros lugares de villas en distintas comarcas.

Después del circuito de montes que citamos, diremos que en esta circunvalación de unos 20 a 30 kilómetros se ceñían parajes donde confluyen ríos, sendas, caminos, calzadas y fronteras que se sabe que han sido lugares donde se han cruzado y juntado gentes llegadas de diversas partes del planeta y que han configurado sus grupos étnicos, pero lo concerniente a este pueblo de Villabuena nada se puede dar por cierto, todo lo expuesto se atribuye a la hipótesis, supuestos, intuiciones... excepto lo que atestigua la inhumación campaniforme. Que la zona haya estado despoblada desde la fecha de la inhumación hasta el año 1.123, donde ya parece que existen datos escritos acreditativos de su poblamiento, no lo creemos. En esta distancia de unos 3.500 años aproximadamente este valle debió de estar poblado, como lo atestigua el yacimiento hallado, las buracas y hasta las galerías aún siendo naturales, pero con la incógnita de haber sido habitadas, aunque fueran en intervalos periódicos. Y en este período de la era goda o visigoda, ya se observan muchas pruebas de posibilidad de poblamiento fijo, aunque su mayor asentamiento cerca de esta zona parece que ocupó tierras cultivadas, que se denominarían campos góticos -hoy tierra de campos- fundándose el código visigodo, conocido como la ley de la tierra. Pero como vemos en esta zona del Guareña también existían vegas, y en estas fechas pudieron cultivar algún terrazgo.

Las poblaciones que se ocuparon cerca de este lugar fueron de bastante importancia, como San Román, Bamba y no digamos de Toro, donde no descartamos ese circuito de enlaces. Y es en Toro en donde existe una gran carencia de datos, pues a esta ciudad todo indica que el pueblo godo ya le concedió bastante poder, sus habitantes debieron verse muy cómodos en sus habitáculos artificiales -cuevas- en la falda de la montaña, el espolón. Como hemos anticipado, se ha escrito que de este pueblo partió la idea de hacer esta ciudad la primera provincia cristiana y con el poderío que más tarde recibió de la monarquía cristiana humilló a los pobladores de este valle, de Val de Garona correspondiente a su conceio (concejo), tratándolos como esclavos. --Para más fatalidad a lo ignorado, el día 1 de enero de 1.761 fueron destruidos los fondos de archivos históricos por un incendio que consumió la Casa Consistorial, desapareciendo posibles datos de todos estos pueblos pertenecientes al conceio de esta ciudad, del sur del Duero dentro de su alfoz, que es donde nos podíamos haber informado sobre la relevancia social del comportamiento de la ciudad de Toro, sobre el lugar de Villabuena, pero no por ello hemos dejado de sacar de otros escritos bastante información, que hacen referencia a tal comportamiento-.

El enfoque a la ambición de poder económico, se vuelve a ver otra vez más en la sucesión al trono visigodo con las disputas nobiliarias entre partidarios de Witiza hijo del rey Egica, que se ponían al apoyo del reparto de más de 3.000 villas o latifundios a repartir entre sus hijos. En el año 702 muere Egica, dos años antes ya había dejado el poder en su hijo Witiza, pero al fallecimiento de éste en el año 710, la nobleza visigoda pedía la elección del nuevo rey por parte de los nobles, mientras los hispano-romanos apoyados por los obispos defendían la monarquía hereditaria, entre los partidarios del hijo de Vitiza, llamado Akhila y los de Rodrigo (que como sabemos era hijo de Teodofredo y nieto de Chindesvinto), por lo que Rodrigo fue elegido rey el día 1 de marzo de ese mismo año 710.

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